1 nov 2025

Una expedición a lo más profundo del arte

Hay historias que marcan un antes y un después, que generan momentos inolvidables, que cambian tu vida. En la mía, eso lo logró un videojuego. Gracias a él, tengo la motivación de retomar este blog y volver a escribir.



Clair Obscure: Expedition 33.

Para muchos, el mejor videojuego del año. Para mí, una experiencia audiovisual impresionante. Porque es mucho más que un simple videojuego: es arte, de principio a fin. Y como todo arte, no se trata solo de líneas, colores o trazos, sino también de lo que significa, de lo que representa, de lo que provoca en quien lo vive. Eso es Expedition 33: una obra que se te mete en lo más profundo, que te hace conectar con la historia y sus personajes al punto de olvidar sus defectos.

Hubo algo que me demoró en probarlo: su sistema de combate por turnos. Le dieron una vuelta de tuerca para hacerlo más dinámico, con opciones de esquivar, saltar y hacer parry. Aunque, siendo sinceros, solo necesitás dominar esta última para avanzar.

Otro punto flojo es la falta de estrategia. Podés personalizar habilidades, sinergias y estilos de tus personajes con total libertad, pero en la práctica no hace falta: con parry y paciencia podés derrotar a todos los enemigos, incluso a los jefes, sin importar tu nivel. Eso termina volviendo los combates un tanto monótonos.

Y ahí está justamente el punto fuerte del juego: Expedition 33 no busca brillar en la exploración ni en el combate (que son, con suerte, aceptables). Fue creado para contar una historia, y todo lo que influye en ella está trabajado a la perfección. Los personajes son profundos; es imposible no encariñarse, no emocionarse ni sufrir junto a la expedición. Los giros de trama son espectaculares: aunque intuís por dónde va la cosa, jamás ves venir todo lo que ocurre hasta que ocurre.

Y la música… por favor, la música.

Arte puro. No solo acompaña lo que pasa en pantalla: lo narra. Imprescindible leer las letras de las canciones, porque cuentan una historia propia.

La frutilla del postre son los dos finales.

Primero te muestran a los personajes. Después te revelan la historia. Y finalmente, cuando ya estás completamente involucrado, te obligan a tomar una postura: elegir un bando donde no hay buenos ni malos, donde ambos tienen razón… y ambos están equivocados. Como en el dilema del tren —¿qué es mejor: no hacer nada y que mueran cinco personas, o tirar de la palanca y sacrificar a una sola?—, no hay respuesta correcta.

Solo tragedia.

Sin dudas, uno de los mejores juegos del año. Y aunque mi GOTY personal sigue siendo Silksong, por todo lo que representa ese universo para mí, no me molestaría en absoluto si Expedition 33 termina coronándose. Al contrario: me alegraría que se reconozca un trabajo tan bien hecho.

Así que, si todavía no lo jugaste, hacete un favor y probá Clair Obscure: Expedition 33. Eso sí: tené a mano una caja de pañuelos. Los vas a necesitar.

31 oct 2025

Un nuevo comienzo

Acá estamos. Seis años después de la última vez que subí un post a este blog. Pasó tanto tiempo que se siente raro estar por acá otra vez. Es casi como entrar en una casa que ya no siento mía. Pero sí lo es. No hay nada tan mío como este espacio. Y ahora va a transformarse para ser mucho más personal. Mucho más yo.


Me resulta increíble todo lo que pasó en este tiempo. Para mi sorpresa, nunca dejaron de visitar ni leer las entradas que tengo por acá. Todos los días, al menos una visita; unas cuantas al mes, unas cientos al año. Al principio eran más, claro. Con el paso del tiempo fueron bajando —como era esperable—, pero nunca llegó el cero. La alegría y la culpa me invaden por igual.


Dudo que alguien se esté preguntando por qué desaparecí todos estos años. En realidad, no desaparecí del todo. En noviembre de 2020 publiqué La marea los amontona, una colección de relatos de horror cósmico ambientados en Argentina, con la editorial De La Fosa. Fue mi primer libro impreso, y a pesar de la falta de publicidad o presencia en redes, se vendió mejor de lo que podía imaginar. Gracias a ese libro recibí críticas hermosas, palabras de aliento muy dulces, firmé mis primeros autógrafos y conocí a personas especiales.


Después de eso, subí a mis redes algún que otro relato ocasional, pero no logré mantener la constancia necesaria para hacerme un huequito en el mundo de la escritura. De a poco me fui apagando, distanciándome de lo que me gusta, alejándome de la exposición, de las redes, de los ojos de los lectores. Lo que me pasó fue algo que le pasa a muchos: depresión. Fueron tiempos difíciles, aunque conté con un gran apoyo de mi familia. Pero no diré más sobre esto. No vengo a hablar de esos momentos ni de lo ocurrido, sino a dar un nuevo primer paso. Un nuevo comienzo.


Antes, este blog estaba dedicado casi exclusivamente a las reseñas literarias. A partir de ahora, la dinámica cambiará un poco: si bien seguiré publicando críticas y opiniones de los libros que leo, también hablaré de películas, series y videojuegos. Básicamente, de toda historia que logre dejar una huella en mí. Además, compartiré relatos, cuentos y textos en los que estoy trabajando. Así que habrá de todo un poco.


Antes de cerrar este pequeño posteo de relanzamiento, quiero agradecer a todas las personas especiales que se dieron una vuelta por acá en todos estos años. A quienes siguieron —y siguen— leyendo lo que escribo, ya sea un post, un libro o un cuento: No tengo palabras para expresar lo que eso significa para mí. De corazón, gracias.